Microrelatos ruffianos
Espasmos literarios
Autoreferencial. Un filósofo cutre. Un amigo fiel. Un observador que prefiere no ser observado. Un galán de telenovelas decadentes. Un hijo insolente. Un padre emancipador. Un sueño que no deja de ser sueño. Un silencio en medio del ruido. Un tobogán. Un trotamundos inquieto.
El presente se mantiene inerte en el aire, demora la llegada del futuro y si giro sobre mis pies el pasado sonrío con tristeza. Un minúsculo bichito se metió en los pulmones de la sociedad y no deja respirar al futuro atascado.
Una reina en bicicleta
Isabel primera, la Reina de Berazategui, coronó la ceremonia con una sonrisa que extendía su lindura por delante de su rostro. Eso fue hace años pero podría haber sido ayer, cuando tampoco pudo evitar mover sus caderas en una danza hipnótica y los presentes no la dejaron de celebrar. La arquitecta, la dama que acaricia cactus sin pincharse las manos, no subió al escenario de la belleza nacional a falta de dos centímetros para cumplir la norma reglada. Su carácter de libra y risita perenne pedalean sobre nubes inalcanzables para los mortales pero siempre, detrás del manojo de ciclistas que ella conduce desde lo alto, una camioneta negra enciende sus luces para marcar el camino. Es Emir, fiel custodio de la reina y amante de sus designios terrenales.
Va a llover eternamente, hasta que el cielo se caiga, se desmorone con nosotros abajo y una semillita nos haga renacer.... después de salir el sol. Ella, la doncella, cambia y de la flor de cactus renace en una margarita gigante, blanca, prístina, con corazón amarillo como un gran febo envuelto en palomas blancas que revolotean a su alrededor. Yo, seré una enredadera que busca el cielo guiada por un pajarito microscópico que busca al astro como un barrilete.